La almeja: la mejor solución para eliminar la arenilla de las almejas es sumergirlas en un recipiente con agua fría y sal dejarlas una hora también se le puede añadir un chorro de vinagre. Lavar con agua y repetir la operación desechando las que queden abiertas. Es lo contrario cuando cocinamos, que se rechazan las que quedan cerradas. Nunca hay que cocerlas mucho, ya que se endurecen y quedan incomibles una vez que se abran se retiran del fuego y si alguna queda sin abrir la tiramos, nunca utilizaremos el cuchillo para querer abrirlas, cuando sucede esto es porque están muertas.
El calamar: los calamares grandes, hay que comprarlos muy frescos para congelarlos, ya que así se rompen las fibras de sus carnes y resultan más tiernos. No tienen que quedar blandos
El mejillón: un kilo de mejillones tiene unos 300 g de carne aprovechable al cocerlo. Es muy importante, antes de utilizarlos, limpiarlos de filamentos y parásitos que puedan haberse adherido a las valvas, después hay, que cepillarlos y rasparlos bajo el grifo. El distinto color de la carne es cuestión de sexo, y es que la hembra es más coloradita que los machos.
El langostino, la gamba y la quisquilla(es una gamba pequeñita) al cocer la gamba hay que diferenciar entre la gamba y la quisquilla: la primera adquiere un tono rojo y brillante, mientras que la segunda se torna más rosácea y pálida.
el olor a amoniaco de los crustáceos nos indica cuando no son todos lo frescos que deberían.
Los carabineros: aunque de carne inferior, a las gambas y langostinos, son idóneos para sopas, cremas y salsas por la intensidad de su sabor y el color rojo que aportan.